Como se explica en este artículo publicado en una revista francesa, una mujer en España recibirá una indemnización por violencia obstétrica, es decir, violencia sufrida durante el parto.
- La violencia sufrida durante el parto puede ser física porque resulta de una cesárea cuando el trabajo de parto no había comenzado como en este ejemplo, pero también episiotomías o exámenes vaginales no consentidos.
- La violencia puede ser moral porque no se permite que la madre disfrute de este parto ni del niñ@ que acaba de llegar.
- También, pueden ser psicológicos, porque la profesión médica puede negar el sufrimiento vivido y hacer que la mujer se sienta culpable por su forma de ser, de sentir o de vivir, lo que puede llevar al desarrollo de estrés postraumático posparto, en particular por falta de empatía.
Desde un punto de vista profesional, he escuchado este tipo de historias en la práctica durante años cuando escucho a las madres y familias que vienen a consultar por su hij@.
Algunas de estas historias son simplemente increíbles, a veces hay que pellizcarse para creer cuando una mamá te cuenta en detalle la cronología de los hechos de ese día.
¿Podemos generalizar?
Por supuesto, no se trata de generalizar, pero me alivia ver que las mujeres finalmente pueden hacer oír su voz porque creo que estas historias deben contarse y escucharse.
Reflejan el estado de nuestra sociedad, son el reflejo de la atención que se presta a la mujer y su descendencia en nuestra sociedad.
No es normal que tantos partos sean provocados y de forma tan sistemática, acabando con demasiada frecuencia en cesáreas o en sufrimiento para la madre y el niño.
El vínculo entre el paciente y el equipo de salud debe ser mucho más claro de lo que es para propiciar un ambiente propicio de confianza para este próximo nacimiento.
Las mujeres deben hacer oír su voz, si se tiene en cuenta el contexto del sufrimiento de la madre y por tanto conduce a esta compensación, cabe señalar que no se aborda el sufrimiento del bebé.
Sin embargo, también debes saber que en la mayoría de los casos la madre consultará por su hijo si siente que tiene dolor, pero su estado de salud pasará a un segundo plano y se quedará con sus lesiones y secuelas en ocasiones toda su vida. .
Esta situación crea, en mi opinión, un sentimiento de soledad y profundo abandono para las mujeres que han sufrido esta violencia y por lo tanto, justifica ampliamente que su voz sea liberada y escuchada.
¿Cuántas mujeres, pero también cuántos niños, sufren estrés postraumático posparto relacionado con estos tratamientos?
Demasiados en mi opinión, dada la repetición de estas historias y la gran proporción de niños pequeños que han tenido partos difíciles en el número total de consultas.
Espero que el sufrimiento vivido por esta madre ayude a las mujeres en el futuro a ser más escuchadas y mejor consideradas durante este período de sus vidas.
Estoy seguro, a nuestros hijos al nacer harán que nuestra civilización sea más justa y más armoniosa y, en última instancia, simplemente mejor.
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