El dolor lumbar crónico es una afección de la zona lumbar que aparece gradualmente y que afecta a muchas personas a lo largo de su vida.
¿Cómo se manifiesta el dolor lumbar?

El dolor lumbar crónico es un dolor en la columna lumbar que aparece al despertar y empeora durante el día.
La pelvis a menudo se ve afectada por este dolor, así como las extremidades inferiores que también pueden presentar síntomas físicos.
Las piernas presentan dolor y se sienten pesadas provocando hormigueo y parestesia (cosquilleo con sensación de calor-frío afectando el sistema circulatorio).
El dolor lumbar crónico es un estado permanente de sufrimiento para la persona, sin embargo, debemos diferenciar el dolor lumbar o el dolor lumbar agudo.
Consecuencias de la lumbalgia crónica
En general, las personas afectadas tienen dificultades para trabajar.

El movimiento es reducido o difícil, ya que, la columna está rígida.
Hay una falta de flexibilidad en la región lumbar inferior que perjudica la capacidad de realizar los movimientos básicos diarios.
Otras partes de la columna pueden verse afectadas y también pueden mostrar síntomas que provocan incapacidad por el dolor .
Este es el caso, por ejemplo: dolor de cuello o dolor de espalda asociado con dolor de cadera o rodilla.
La moral y la motivación, así como el sueño de los pacientes, pueden sufrir y crear depresión.
El dolor lumbar crónico, como su nombre lo indica, puede haber estado presente durante mucho tiempo.
Los tratamientos son difíciles y no siempre efectivos.
¿Cómo trabajamos el dolor lumbar crónico?
El tratamiento del dolor lumbar crónico debe responder a un diagnóstico preciso.
El objetivo principal del terapeuta debe ser restaurar la movilidad y la elasticidad de la región lumbar y pelvis.
Para esto hay 6 herramientas principales que el osteópata puede elegir de acuerdo con las necesidades del tema:
- Masaje
- Estiramiento
- Técnicas de relajación muscular
- Movilizaciones conjuntas
- Manipulaciones vertebrales
- Mécnicas faciales

La columna vertebral y las extremidades también deben tratarse especialmente las caderas y los hombros para evitar la acumulación de tensión en el área.
La relación terapeuta-paciente es muy importante en el proceso del tratamiento para el dolor lumbar crónico, y así, lograr una mejora significativa.
El paciente puede participar en su recuperación realizando gestos preventivos, así como simples movimientos de estiramiento.
También, será necesario tratar los malos hábitos, como: problemas de estilo de vida, alimentación… y corregir lo que es necesario.
La actividad física regular debe continuar y estar presente después del tratamiento.
Conclusión
El dolor lumbar crónico no es inevitable.
La experiencia del terapeuta es la base para un buen diagnóstico inicial.
La elasticidad de los tejidos se puede volver a encontrar especialmente si el tratamiento se aplica metódicamente y con progresión lógica.
El papel del osteópata será lograr que el paciente escuche los síntomas de su cuerpo físico y orientarlo para evitar su persistencia a diario.
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